El rincón de las arañas
Desde los mismísimos orígenes de nuestro fútbol, los backs han tenido una fuerte preponderancia en las preferencias del público. Desde aquella de Lorenzo Fernández y Nasazzi en adelante, estas duplas han adquirido un status cuasi de celebridad, más en un país que no se destaca por tener un “Star System” muy importante (basta ver que los niños cuando van a la cadena internacional de comida rápida en el día solidario, muchas veces preguntan quién es el famoso que los está atendiendo).
Ya desde entonces, los backs disputaban el protagonismo a las estrellas de los radioteatros por ser elementos mucho más representativos de nuestra idiosincrasia. Y así, fuimos campeones olímpicos, de América y del mundo; y más tarde también ganamos todo a nivel de clubes. Siempre, pero siempre, más allá de otros notables jugadores, había una pareja de backs bien a la uruguaya que nos cuidaba la plata. Hoy, que pasa casi lo mismo en cuanto a la calidad y cantidad de estrellas del espectáculo en nuestro país (basta ver que Julio Ríos “cantando” con su hija logran tener presencia en los medios), el protagonismo de los backs se ha trasladado hasta a los asuntos que ocurren fuera de una cancha de fútbol.
Usted dirá, y con razón, que Diego Godín es tal vez hoy el mejor back del mundo. Dirá también que Lugano está en el podio de los más grandes capitanes de la historia de nuestra selección, y en ese caso usted será mujer o muy joven como para haber tomado consideración del peso de otros portadores del brazalete. Pero no hay dudas de que se trata de un fiel exponente de esa tradición de cueveros que hacían que los delanteros rivales tuvieran ganas de jugar de laterales al enfrentar a Uruguay.
Pero hoy, la que supo ser una de las más sólidas parejas de backs de nuestra selección encuentra su contrapartida en otra de no tanto renombre, pero tan rústica como el cemento que los antes mencionados comercializan: hablamos de Enrique Saravia y Fernando “Caballo” Kanapkis. Fuera de la cancha, es donde la lucha se empareja. Como en aquellos duelos entre centrales cuando estos cruzan la cancha para ir a meter el cocazo salvador, ambas duplas se están sacando chispas por cuestiones de derechos de imagen, códigos, trapitos al sol y todo lo que usted quiera.
Cada uno negocia como juega, como demostró la tercera pareja de backs de nuestra historia: la compuesta por Fabián Pumar y Javier “Coco” Benia. De perfil mucho más bajo que las otras dos, también en todo este embrollo tienen menos peso. Tanto es así, que la Mutual no los dejó renunciar. Así, mientras Lugano y Godín juegan este partido con el peso de casi 600 futbolistas sobre sus hombros y el ideario artiguista como bandera, la pareja de la Mutual implementa una variante táctica: atrás de los dos stoppers hay un libero con cabeza de pato, pronto para dejar pasar la pelota, pero no al jugador. Catenaccio al mejor estilo italiano, como los trajes de Paco Casal.
Diego Godín, Diego Lugano, el rincón de las arañas, Profesor Hermes J. Sanabria, uruguay