El rincón de las arañas
Desde que el fútbol es uruguayo es fútbol, y es uruguayo, siempre los dos grandes tratan de producir un impacto que opaque lo que hace el otro. Los dos se interesan por los mismos jugadores, si uno hace un anuncio altisonante el otro trata de hacer uno de mayor impacto, y han llevado a cabo maniobras dignas de los mejores espías interceptando jugadores en aeropuertos y terminales de ómnibus. Es una eterna historia de amor/odio, en la que los dos saben que necesitan del otro como el aire.
Y así como discutirán eternamente por el decanato, y se pelearán hasta el fin de los días por los mejores jugadores del medio local, cuando alguno de los dos trae a alguna figura del exterior o les resulta exitoso algún extranjero desconocido; el otro trata de contrarrestarlo como sea. Peñarol trajo a Spencer, y Nacional lo sufrió hasta que luego de una década pudo traer a Artime y tener ese 9 extranjero de fuste que lo llevara a la gloria. Cuando Nacional trajo a un ignoto centrodelantero panameño llamado Julio César Dely Valdés, Peñarol tuvo que traer al tercer hermano en discordia, ya que los tricolores también habían traido al gemelo. De ser necesario, habrían traido al padre o a algún amigo, pero era necesario tratar de replicar el modelo Dely que había tenido tanto suceso en la vereda de enfrente. Finalmente, Armando Dely no resultó.
Ya por estos tiempos, los kilates de las figuras extranjeras no suelen ser tantos como otrora. Por ejemplo, recientemente Nacional trajo a Leo Gamalho y Peñarol no quiso ser menos y trajo a Ávalos. Difícil determinar el impacto de ambos players, pero seguramente los hinchas de ambos equipos pagarían por borrarlos de los libros de historia de su club. Por eso, causa tanto impacto que Nacional esté intentando traer a Ronaldinho. Sin dudas uno de los mejores jugadores de la historia, pero ya un poco alejado de tener al fútbol como una de sus prioridades. Pero, está claro que el hombre en nuestro fútbol juega en patas de rana, porque con la pelotita sabe como pocos.
Es ahí cuando entran en marcha los intentos de réplica de un Peñarol que estuvo un tanto remiso en no ir por Rivaldo o por el propio Ronaldo. Desestimadas esas opciones, Damiani primero apuntó a la vuelta de Forlán, y al recibir la negativa del Balón de Oro de Sudáfrica 2010 decide poner a sus jugadores a bailar zumba. Usted dirá qué tendrá que ver esto en la gestión del team albo para traer al ex Barcelona, y creemos ver por dónde viene la mano.
¿Qué es lo que le gusta a Ronaldinho Gaúcho más que jugar a la pelota y más que una caipirinha “gelada”? Exacto, Peñarol apunta a que al astro brasileño haya visto el vídeo que circuló por el mundo entero en estos días, y suplica porque el 10 le diga a sus allegados que quiere ir a jugar donde trabaja esa profesora que baila tan bien. En caso de que esto no fructifere, Peñarol precavido ya va adaptando a sus jugadores a los ritmos latinos que va a imponer el crack brasileño dentro y fuera de la cancha si llega a la Quinta de la Paraguaya. Figuras así nos hacen mejores a todos, por eso hay que celebrar si se concreta.
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