El rincón de las arañas

Ven a ese criollo patear

19 Nov , 2018  

Prof. Hermes J. Sanabria

Pese a que al fútbol lo trajeron los ingleses, y a que Artigas quería la unión de toda América Latina; es innegable su influencia en la historia de la Celeste. Nunca está de más poner el foco sobre el vínculo artiguista con el deporte anglosajón que se metió de lleno y para siempre en nuestro ADN. Seguramente, vendrán a su mente aquellas imágenes en las que Suárez o Godín fueron caracterizados como el prócer. Es que es tanto el peso de su figura en nuestra historia; pese a que alguna vez lo quisieron hacer pasar por argentino y nunca quiso ni pensó ser uruguayo, que aún hoy somos alcanzados por el impacto de su ideario.

Basta rememorar aquel desenfrenado festejo de Pablo García, mostrando orgulloso su tatuaje. ¿Cuánto pesó en el imaginario colectivo que el perfil de nariz aguileña y pómulos salientes haya sido elegido por un típico número 5 uruguayo para adornar su piel? Artigas tiene tanto peso en nuestra historia, que ha influido en algunos órdenes aún sin quererlo. Por ejemplo, alcanza con repasar la cantidad y calidad de futbolistas que han salido del departamento del mismo nombre, y que hemos podido disfrutar con la Celeste en el pecho.

Y nuestra selección no escapa a ser iluminada por las sabias palabras del prócer, por eso nos permitimos poner énfasis en algunas ideas reflejadas en el fútbol de la única persona en la historia de este país que es venerada por todos los partidos políticos, por civiles y militares, por propios y ajenos. En Uruguay, solo Artigas y la Celeste han logrado tal unanimidad. Por eso, a nadie sorprendió cuando en todo el tema de los derechos de imagen, apareció la frase “No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad”, casi como si hubiera sido pronunciada ayer.

Cuando Artigas dijo “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”, no hizo menos que presagiar algo en lo que viene haciendo hincapié el proceso de Tabárez. Será doblemente valioso, aquel futbolista con la suficiente ductilidad como para tirarse a los pies del adversario más habilidoso, o para salvar exámenes con la misma tranquilidad con la que apronta el bolsito para ir a entrenar. ¿Cuántas veces habremos leído sobre la rebeldía que debemos tener siempre ante los embates de las potencias extranjeras? “Tiemblen los tiranos de haber exitado nuestro enojo”, y pobres de aquellos que desaten la furia de nuestros defensores.

“Con libertad ni ofendo ni temo”, han dicho tantos artistas del balón que pedían al DT de turno jugar sueltos por todo el frente de ataque, o líberos que inflaban el pecho con esta máxima artiguista para barrer libremente toda la zona defensiva. Y el famoso “Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos”, nos debería llevar a entender de una vez que sería más sano no estar siempre dependiendo de otros resultados. Así de vigente está el ideario de un hombre que nunca imaginó tener tanta influencia en un país que no soñó, mucho menos sobre una camiseta que ni llegó a ver.

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