El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Por estas horas, como ningún pueblo en el mundo, los uruguayos nos movemos en bloque y nos transformamos en 3 millones de especialistas en Medicina del Deporte. Y de fisioterapeutas o kinesiólogos (que son lo mismo pero cada uno los puede llamar como quiera), de masajistas, de terapeutas alternativos, hasta de técnicos que evalúan las alternativas en caso de que Cavani no juegue el viernes.
Si para todo nos uniéramos de la misma forma que lo hacemos para opinar con propiedad sobre algo, seríamos una potencia. Fíjese lo que hemos hecho con las encuestas de la FIFA. Incluso hemos transformado a “lesión edematosa” en tendencia en Twitter, hemos hecho aumentar la cantidad de católicos en Uruguay y proliferar una serie de cábalas, promesas, “simpatías” y hasta alguna “macumbita” para alentar la posibilidad de que el crack esté presente el viernes en el césped de Nizhny Nóvgorod. ¡Qué capacidad de unión!
Ahora, qué pena que esa voluntad de opinar y de ponerle cabeza a diferentes temas, sea tan selectiva. Porque usted habrá tenido que mudarse alguna vez, y habrá visto que no somos 3 millones de ayudadores en mudanzas. Ni de donantes de sangre, o de prestadores de plata, mucho menos de dadores de laburo. El “ser uruguayo”, es una condición digna de un estudio profundo que algún día, alguien hará. Y ese día, saldrán los 3 millones, porque seguiremos siendo 3 millones, a decirle que tendría que haber puesto tal cosa o haber sacado tal otra. ¿No le van a decir a Tabárez que no ponga a Stuani y ponga a Maxi Gómez, o a Urretaviscaya a volantear y contragolpear?
“Para mí que el doctor Pan le está errando, yo lo ponía con la lámpara infrarroja y la pierna en alto”, dirá alguno. “¡Tas loco! ¿cómo le vas a poner calor? ¿no sabés que las lesiones edematosas tienen su proceso, igual que la selección?”, le dirá otro. En el medio, en otras mesas de boliche o vueltas de mate, otros dirán que sin un buen kinesiólogo no hay milagros, que los desgarros vienen por comer mucha carne o por una mala preparación física. Ahí también intervienen los 3 millones de preparadores físicos, porque cualquiera que haya salido a correr por la rambla alguna vez, sabe que no es necesario haber pasado por el ISEF para darse cuenta de que a veces funden a los jugadores.
Mientras Cavani “entrena diferenciado”, seguiremos debatiendo sobre la fisiología del gemelo interno y plantearemos nuestras posturas sobre el alcance de la rehabilitación fisiátrica. Eso sí, teniendo siempre en cuenta que lo que el estudio imagenológico arroja, no hay cristiano que lo pueda revertir. Ni siquiera 3 millones de opinólogos, ni de deportólogos.
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