El rincón de las arañas
Parafraseando aquella recordada canción dedicada a Martín Karadagián de Titanes en el Ring, hoy está en boca del hincha del fútbol que “siempre será Martín, glorioso paladín, el más genial del Uruguayo Especial!”. Podríamos decir que la campaña de Nacional se debe en un porcentaje altísimo a la actuación de un hombre que, en el ocaso de su carrera, riega el campo de fútbol en cada participación: Martín Ligüera. Ese referente que cualquier equipo necesita, en tiempos tan difíciles, es hoy el jugador más valioso de este campeonato que ya llegó a su ecuador.
Un ejemplo para nuestros niños, sin peinados estrambóticos ni calzado de colores estridentes, Ligüera juega como vive, con la sencillez como bandera y el linimento como compañero inseparable. La fiel demostración de que en este juego no es necesario ser alto, atlético y joven para ser desequilibrante. La cabeza sigue siendo la que manda. Fíjese sino, que en 320 minutos jugados, el floridense lleva cuatro goles decisivos, un promedio que cualquier nueve del fútbol uruguayo pagaría por tener. Por si fuera poco, ya sabe dónde está el escudo en la camiseta a la hora de festejar.
Muchos dirán que el Nacional de Lasarte no gusta mucho al hincha y lo hace añorar el fútbol total de Munúa, pero entre tanto palo al entrenador, hay que reconocerle su insistencia para incorporar a Ligüera. Con su aporte dentro y fuera de la cancha, hoy por ejemplo, Hugo Silveira ya no es mirado con recelo, sino que se le empiezan a ver cosas de Dely Valdez.
¿Qué pasó en el resto de la etapa? De todo. Compartiendo el lugar de privilegio con Nacional, sigue firme el Danubio de Leonardo Ramos. Esta vez no viene diciendo que si no es campeón es fracaso y que tiene el mejor plantel del medio, pero no crea usted que no lo piensa. Como nadie piensa ya en Boston River como candidato, ya que como dijimos, después de perder el invicto, no se habla más del modesto equipo que hasta hace 48 horas era la sensación del torneo. Tampoco debería dejarse pasar el hecho de que Peñarol volvió a la senda del triunfo, no importa que enfrente estuviera un equipo que lleva un punto en el campeonato. Muchos dirán que el problema era la hinchada, pero no sabemos si no es más presión jugar con un estadio vacío y al levantar la vista ver a Damiani y a sus cercanos colaboradores escrutando cada movimiento.
Como reflexión final, comprobamos que lo que no sirve en un lugar, es deseado en otro. Sino, fíjese en el caso de Defensor Sporting. El equipo volvió a perder y el hincha pide por la vuelta del Polilla Da Silva, el mismo que unificó a los hinchas de Peñarol pidiendo su renuncia. No se preocupe, señor Acevedo, esto demuestra que seguro hay un lugar donde lo están esperando con los brazos abiertos.
el rincón de las arañas, Martín Ligüera, Nacional, Profesor Hermes J. Sanabria