El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
En el Día de los Trabajadores, no podía destacarse en un partido de fútbol otro jugador que no fuera aquel trabajador incansable que hace del esfuerzo una constante. En cada incursión por el andarivel izquierdo de la defensa de Nacional, Alfonso Espino se gana el sustento como cualquier obrero, aunque a veces sea discutido.
Y fue, justamente un Primero de Mayo, que los gritos de “¡andá a laburar, Espino!”, cobraron más sentido que nunca. Incluso, se transformaron en loas y elogios al desempeño del esforzado lateral. ¿Cuantas veces el futbol es una alegoría de la vida? ¿Y cuánto representa, que en un día que simboliza tanto sobre la historia de la lucha obrera, el pueblo trabajador haya desafiado la falta de transporte para llevarse los unos a los otros al estadio y todavía haya tenido la oportunidad de ver destacarse a aquel jugador reconocido justamente como un obrero del fútbol?
En aquella famosa distinción entre trabajadores y capitalistas, se decía que la relación entre ellos es más o menos así: el trabajador realiza una actividad por la que recibe un salario y el capitalista extrae de esa actividad una ganancia llamada plusvalía. Bajo esa lógica, no caben dudas de que el futbolista es un trabajador como cualquier otro (a menos que sea el caso de Verón cuando fue presidente y jugador al mismo tiempo). Otro tema es si el propio jugador tiene conciencia de esa condición, algo que descontamos que Espino tiene (suponemos que no se debe considerar un artista).
A aquellos que dicen que el jugador de fútbol no es un trabajador, les respondemos que ¡vaya si lo es! Fíjese, que pese a los privilegios que se les atribuyen, no pudieron evitar trabajar un 1° de mayo pese a haber hecho las gestiones para postergar el partido. Si el argumento es que el futbolista hace lo que le gusta, y que trabajador es el que se levanta a las seis de la mañana y no llega a fin de mes; decimos lo siguiente (aplicable a todo futbolista que se precie de tal y puntualmente a Espino anoche): Un contrato de trabajo, establece tres criterios para determinar si hay o no una relación laboral.
1- Dependencia jurídica: Recibe órdenes de un superior y su tarea se realiza en base a estas. Pregúntele al Cacique Medina si Espino no cumplió al pie de la letra con esta premisa.
2- Dependencia económica: Lo hace a cambio de una remuneración. Si haber trabajado de esa manera un Primero de Mayo se compensó como corresponde, el sacrificado lateral debe haber cobrado triple.
3- Dependencia técnica: El trabajo se tiene que hacer de acuerdo a lo que establece la actividad. Esto es, un lateral debe clausurar su sector, proyectarse cuando pueda y levantar los centros lo mejor posible. Ponga tres tics acá.
Si el futbolista cumple con las tres, es un trabajador, le pese a quien le pese. Y dentro de esa categorización, es saludable que cada tanto, esos reconocidos como los más esforzados tengan su noche de aplausos.
El rincón del arañas, Nacional, Pacha Espino, Prof. Hermes J. Sanabria, Torneo Apertura, Uruguayo