El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
¿Qué pasa en Peñarol? Se preguntan muchos, hinchas y no hinchas. Y no es algo de un día o de dos, no pasa por determinar si el Campeón del Siglo está construido sobre un cementerio indio o si realmente una bruja hizo de las suyas por algún tipo de encono hacia la institución. Hoy por hoy, el presidente aurinegro habla de “políticas de estado” para sacar adelante al club. Uno tendería a creer que el término aplicaría a cuestiones más de fondo que tomar las decisiones correctas en cuanto a los jugadores que se contrata o a la oncena que para en la cancha el técnico de turno, pero sus razones tendrá Barrera. BARRERA que, justamente, parece haber puesto la directiva de Peñarol con sus asociados e hinchas (como se vio en el intercambio de opiniones entre un dirigente que tomaba un whisky en el palco mientras era insultado por un simpatizante enardecido por la actualidad del equipo).
Qué poco (CA) TINO el del vicepresidente aurinegro para recibir el reclamo de aquellos que en definitiva sostienen al club con su aliento y su cuota social. Y no fue el único dirigente que cobró protagonismo, ya que un grupo de hinchas se acercó ARECOmendarle a otro integrante de la comisión que se dejaran de pelear por Twitter. Y por si fuera poco, otro novel dirigente salió a recordarle a la masa social que si el equipo está flaco en el lateral derecho, es porque un jugador con contrato los dejó VARELA porque tiene la cabeza en el pase a Europa. Alguien tiene que decirlo y aplica para dirigentes de todos los clubes, que no son nada sin la gente que los votó. Sin embargo, esa misma comisión entendió que la manera de organizar el futuro inmediato de la institución, era convocar a una reunión con el presidente a tres actores cuestionados en gran medida por el pueblo carbonero: el DT, el Director Deportivo y el Gerente Deportivo (sin orden de preferencia en el disgusto del hincha de a pie, ni del sentado).
Fue así, que Barrera le metió el GAUCHO al propio Gonzalo De los Santos, comunicándole que su camino y el de Peñarol se bifurcaban a partir de ese momento. Alguno se preguntará, “¿era De los Santos el único culpable?”, y no estará tan errado. Hoy por hoy, se palpa en las gradas del estadio que la falange peñarolense no aprueba en demasía la gestión del Gerente Deportivo, incluso plantea que en las épocas exitosas del club esa posición no existía. Hablando en criollo, la hinchada cree que con Sánchez, Peñarol le está haciendo un cuento del TÍO.
Es un difícil momento el que vive el club de las once estrellas. ¿Cuál es la manera más fácil de darse cuenta de que las cosas no van bien? Cuando se buscan culpables por todos lados. Si alguien culpa a Barrera, otro le dirá que la culpa es de Damiani que le dejó este legado. Si los dedos apuntan a la oposición, no tardarán las voces que harán notar que opositores eran los de antes. Si la reprobación se enfoca en los jugadores, saltarán quienes los defiendan diciendo que la culpa no es del que se ata los botines sino del que le rasca el lomo (léase esa dupla que componen el Director Deportivo y el Gerente Deportivo). Y mientras se siguen buscando culpables, aquellos que sufren con cada resultado adverso siguen buscando a MEMO (o al menos tratan de entender los cambios que realiza). Humillado, un simpatizante anónimo expresaba masticando bronca por la derrota y por tener que emprender la vuelta al hogar: “Al final, el Campeón del Siglo queda lejos y Peñarol está lejos de ser el Campeón del Siglo”. Durísimo.
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