El rincón de las arañas
La semana previa al Clásico siempre es especial por todo lo que se habla, se especula y se palpita sobre el partido más importante de la temporada; ese mismo partido que estamos a un paso de no ser capaces de organizar debidamente, pero ese es otro tema. En este caso, hay apenas unos días y no una semana previa, por lo que hay que apelar a algo tan común en informática: comprimir la información. En épocas en las que ante la presión siempre se insta a “descomprimir”, hay que tratar de encontrar la vuelta para hablar de todo lo que hay que hablar antes del miércoles. No es fácil.
Todavía es más difícil ser breves, cuando hay un Wanderers líder junto a Nacional, y un delantero que hace un gol cada 41 minutos. ¿Cómo no hablar de Bohemios y de Palacios? Sin embargo, siempre será difícil para cualquier equipo en desarrollo, o para sus jugadores, robarle protagonismo a los grandes; más en la previa del Clásico. Aunque logren poner en la misma oración dos conceptos tan discímiles como la bohemia y la aristocracia, aunque le hayan ganado en la hora al líder. Pero por esta vez, por lo menos compartamos el espacio hablando de un equipo y de un jugador que se han ganado por derecho propio que se hable de ellos.
Pero la atención ya estaba puesta en el “apronte” del partido Clásico. Ese que mostró el sábado a un Peñarol que asoma con una dupla demoledora compuesta por Affonso y Cavallini, y con un técnico que se fue a festejar en familia bailando reggaeton. Como se ve, en Peñarol no se puede llegar de mejor forma. Nacional, por su parte, enfrentó a varios duros adversarios en la última semana: River, Boston River, y los teros del Estadio. Demasiado para un solo equipo, que todavía atiende dos frentes y tiene jugadores que venían cansados de jugar en la selección. Fíjese que esos mismos teros no se achicaron frente a Neymar, ¿van a tener reparos en defender su territorio ante Sebastián Fernández o Viudez? Más allá del planteo táctico de Boston River, a esta altura cabría preguntarse cómo vamos a hacer para realojar a esas aves, que ya sabemos son muy territoriales. Les dejamos el Estadio sin uso, y se hicieron fuertes. A ver si por lo menos dejan jugar el clásico en forma normal.
Volviendo al partido del miércoles, ya sabemos que no hubo unanimidad en cuanto a jugarlo entre semana y de noche. Ya sabemos que nos gusta ponernos creativos cuándo y dónde no debemos, por lo que solo resta encomendarnos al destino y que no pase nada. Ojalá el jueves estemos hablando de la figura del partido, de la batalla táctica ganada por uno u otro técnico, o de la fiesta en paz; y no de garrafas, tiroteos o de que fue un éxito no dejar entrar banderas.
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