El rincón de las arañas
Finalmente, aparece un nuevo clásico del fútbol uruguayo en el horizonte. Será en el mes de enero, y dado que ya hemos demostrado que no podemos jugar ni un clásico por la Copa Bimbo, los grandes se irán de viaje. No se jugará en Miami, como se sugirió en algún momento, pero sí será fuera de los límites de nuestro territorio.
En este caso, el clásico se jugará en Brasil, un lugar en el que “garrafa” significa botella, y donde la policía no anda con chiquitas. Pero que no se vayan a confiar en que los 800 km. que separan a Montevideo de Porto Alegre sean un obstáculo para que los violentos pueblen las tribunas del escenario. ¿Habrá en estos momentos un accionar conjunto de Bonomi y Vázquez con sus pares brasileños? ¿Son conscientes los gaúchos del potencial de lo que les estamos mandando? ¿Será un plan de Peñarol para vengarse del Gremio por recomendarle a Bressan?
Estamos de acuerdo en que la única forma viable de jugar este partido es fuera de los límites de nuestro país, con el correspondiente cierre de fronteras para todo aquel elemento indeseable otrora conocido como “inadaptado de siempre”. Que vayan sí, aquellos compatriotas que lo más jugado que hagan sea comprar un par de fundas de cerveza o unos ticholos, o los que siguen viaje para alguna playa del país norteño.
Creemos que en este momento, la opción ideal habría sido hablar con Ivan (el hombre de la publicidad de una conocida tarjeta de crédito) y jugarlo en las Islas Feroe. En ese exótico y alejado lugar, existe un par de agravantes: hace muchísimo frío, y además los pasajes son mucho más caros (suponiendo que los clubes tengan que hacer una erogación para trasladar a sus barras).
Ya que no vamos a poder hacer nada para evitar que traslademos lo extra futbolístico a otras latitudes, concentrémonos en el aspecto deportivo. Hasta un niño de 5 años podría deducir que la blusa alba viene con más viento entre sus fibras. Viene de salir campeón y tiene a Ligüera, Peñarol viene de salir antepenúltimo y tiene al paraguayo Ávalos. También, el tricolor ha prevalecido en situaciones clásicas en las que interviene el pasaporte de los jugadores: de acuerdo a la estadística, hasta el momento se han jugado dos clásicos en el exterior, y en ambos ganó Nacional. Primera motivación para el flamante entrenador aurinegro, Leonardo Ramos, hombre hecho a medida para los grandes desafíos. Imagine por un instante al citado profesional con su consabida autoestima y seguridad diciendo: “Es un orgullo enorme ser el técnico que gana el primer clásico en el exterior en la historia de Peñarol. Vamos por más, ya digo que tengo el mejor plantel del medio y voy a salir campeón”, apenas comenzando el año. Este tipo de sacudones necesita el país, que sea una fiesta.
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