la celeste
Uruguay logró una de las hazañas más destacadas en la historia del fútbol mundial tras vencer a Brasil por 2-1 en la final de la Copa del Mundo de 1950 en Maracaná. Más de 150.000 personas en las tribunas esperaban ver como se confirmaba lo que los diarios anticipaban hace días: Brasil ganaría el Mundial en casa.
La historia es conocida y cada 16 de julio se repite. Friaça adelantó a los brasileños pero un tanto de Schiaffino igualó el encuentro y Alcides Gigghia, a los 79′, anotó uno de los tantos más importantes en la historia del fútbol uruguayo para el 2-1 con el que terminaría el encuentro.
Pero más allá de lo épico que fue dentro del campo, asombran algunas historias que acompañan al Maracanazo. Sería difícil explicarle a un joven que ve a los futbolistas súper profesionales de hoy que aquellos Celestes se arreglaban sus propios zapatos en el vestuario cuando se les rompían o que el capitán uruguayo tras ser campeón salió a recorrer los bares de los alrededores del estadio.
Los festejos tras el triunfo en Uruguay fueron muy efusivos y las calles se abarrotaron de hinchas celebrando la segunda conquista mundial de la selección uruguaya. El 16 de julio de 1950 Uruguay dio un golpe a la historia y escribió una de las páginas más épicas de la historia del fútbol.
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