El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
De todo mal momento, se sale trabajando. Y todo el mundo tiene recetas. Por ejemplo, para el recordado Señor Miyagi de Karate Kid, la clave estaba en “encerar y pulir”; para el filósofo Michel Foucault, en “vigilar y castigar”, y para Peñarol debería estar en estas dos acciones que se detallan en el título. A nadie escapa el momento actual del conjunto carbonero, sobre todo en el plano internacional. Como siempre decimos; cada vez que un equipo uruguayo triunfa afuera, triunfamos todos. Entonces, cuando un grande pasa por una crisis, todos la atravesamos junto a él. Pero cabría preguntarse cómo salir de esa debacle, y en opinión de este humilde cronista, hay dos conceptos fundamentales: formación y equilibrio.
Para empezar a revertir, habría que dejar de mirar al glorioso pasado que hizo a Peñarol merecido acreedor del título de “Campeón del Siglo”. Ya está, ya se le puso dicho nombre al estadio, pero hay que empezar a hacerse a la idea de que con el devenir de estos primeros 17 años del siglo 21, va a ser difícil igualar dicha distinción. Será menester, entonces, enfocarse en la formación de las nuevas bases que edifiquen futuros sucesos deportivos, como hizo Damiani con el estadio.
“Es un equipo en formación”, dijo Leonardo Ramos intentando explicar el momento del plantel que conduce. No escapa a nadie, que desde la llegada del DT, el aurinegro levantó mucho con respecto al torneo anterior. Por eso, y aunque muchos se pregunten hasta cuándo se considera que un equipo puede tener el rótulo de “en ablande”, no habría que perder de vista que sigue siendo el único invicto del Apertura. Es aquí cuando entra en juego el equilibrio del que hablábamos. Se podrá mirar que llega a las últimas fechas sin chance de definir el título, pero un optimista/resultadista como Ramos verá siempre el medio vaso lleno.
¿Cuáles fueron los atributos que llevaron al citado profesional a la dirección técnica de Peñarol? Básicamente dos: un gran trabajo con Danubio (donde fue campeón) y buenos números contra Nacional. Por ahora, mantiene un buen balance ante los tricolores, aunque no ha podido reeditar lo de salir campeón. Pero, y aquí es donde vuelve lo del equilibrio, porque ya sabía Damiani que el gran debe de Ramos estaba en los torneos internacionales que dirigió hasta ahora. Entonces, por una vez, el presidente aurinegro debería confiar en el técnico elegido, no sea cosa que le aparezca luego saliendo campeón en el exterior como Diego Alonso.
Tal vez haya un camino del medio entre clamar por haber descubierto el ADN de Peñarol, y ser un equipo en formación. Lo mismo va para los hinchas, que no pueden pasar de clamar por poner a los juveniles cuando se tiene un plantel veterano, a añorar a los referentes cuando se tiene un plantel juvenil. Tal vez la clave sea una vez más, formar desde la base y transitar el camino del medio. Antes de pensar sin escalas en “ganar la sexta y volver a Japón”, habrá que dar otros pasos que el fútbol uruguayo todo acompañará.
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