El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Hay quienes sostienen, creemos que acertadamente, que “todo tiene que ver con todo”. La vida se encarga de demostrárnoslo a cada paso, y nuestro periplo de más de tres décadas por la querida Argentina entre “biblias y calefones” no hizo más que terminar de confirmarlo. Con el convencimiento de que uno puede encontrar asociaciones de ideas en cualquier cosa o lugar, vamos a comparar a la selección uruguaya con el gran campeón Muhammad Ali. Porque nos ampara la libertad de prensa.
La selección uruguaya es como un Ali veterano, y muchos quieren que sea como el joven. Algo así como una lucha entre el ser y el deber ser. Claro, a uno le gustaría tener 40 años menos y tener la pinta de un galán de cine, pero trata de hacer lo mejor que puede con lo que tiene. Como Ali contra Foreman en aquella pelea en Zaire en 1974, o como la Celeste de Tabárez. ¿Qué tenemos en común? La postura paciente de esperar al rival y contragolpear, dosificando los recursos energéticos para pegar en el momento justo y “sin regalarse”. Experiencia, que le dicen.
Claro, hay mucha gente que se quedó con aquel Muhammad Ali de los primeros tiempos. Bailarín, estilista, exuberante y hasta con algo de brasilero en su accionar en la victoria. Como somos todos cuando jóvenes. Y así querrían ver a nuestra selección, “jugando más al fútbol”, “proponiendo más”, “no regalando tanto la cancha”, “porque tenemos jugadores para jugar más de lo que jugamos”. Seguramente, esa misma gente no habría festejado el triunfo de un Ali ya veterano y curtido ante el ímpetu juvenil de George Foreman, aguantando 15 rounds con la espalda contra las cuerdas para ganar al final con una sucesión de golpes certeros, acaso la única que iba a poder encadenar en todo el trámite. Si hiciéramos un paralelismo de esa pelea con el fútbol “de posesión”, ¿cuánto habría salido?
La Celeste que hoy se encuentra entre los ocho mejores del Mundial, es un equipo “de respuesta”. Por eso, ante la baja de Cavani, no cae en la tentación de insertar en el equipo a un habilidoso ni a un rápido puntero. No, ingresará Stuani, hombre acostumbrado a recibir golpes de todos lados y a responder sobre todo con golpes de cabeza, como lo demuestran sus 21 goles en la liga española y su condición de máximo anotador de goles de cabeza del fútbol europeo. Y en ese paralelismo con el boxeo, hasta el short por arriba del ombligo usa el hombre de Tala, como para evitar los golpes bajos de la opinión pública, que siempre están a la orden del día.
El hincha uruguayo que pide “volumen de juego”, ¿se comió un Ali contra Sonny Liston? ¿Un Brasil del 70? Que se prepare, porque el viernes va a ver a una selección que haría sentir orgulloso al propio Ali treintañero y a todos los que enfrentamos el día a día sabiendo que nos va a quedar una, y la tenemos que aprovechar. Si no se puede ganar por puntos, hay que buscar el K.O.
Muhammad Ali, Mundial rusia 2018, Prof. Hermes J. Sanabria, Selección uruguaya