El rincón de las arañas
El reciente retiro de Agustín Viana trajo una vez más al tapete un tema casi tan viejo como el fútbol: el de los jugadores que estudian. Vistos como “bichos raros” dentro del ambiente, incluso por sus propios colegas, estos futbolistas logran compaginar el desarrollo del físico y del intelecto, a fin de volcar luego lo aprendido en la vida post fútbol.
Una vez un periodista le preguntó a un jugador que estudiaba dos carreras, si no sería demasiado inteligente para jugar al fútbol. Claramente, este colega nos deja mal a nosotros, haciendo una de las preguntas más tontas de todos los tiempos. Nosotros no decimos que el jugador que estudia sea mejor o peor, y para esto citamos como ejemplo una situación por todos conocida: durante el mundial 2002, se hizo famosa la buena sintonía entre dos cracks indiscutidos que se encontraban en las antípodas en cuanto a bagaje cultural. Fabián O’ Neill tenía una necesidad específica, y Diego Forlán las herramientas para ayudarlo. El resultado, Diego redactando los mails y manejando como nadie la computadora, ayudando a Fabián por una buena causa.
Seguramente usted, querido lector, haya sabido apreciar las cualidades de liderazgo y motivación de Mario Saralegui al frente de Liverpool. No es casualidad que el hombre haya estudiado Psicología, lo que sumado a sus años de vestuario, tiene como resultado a un conductor de grupos inigualable. Agréguele lo que le gusta el esparcimiento nocturno, y probablemente una encuesta entre futbolistas lo haría acreedor al título del técnico perfecto.
Desde esta columna, creemos que el estudio potenciaría las capacidades de nuestros players. Como seguramente Viana aprendió en las aulas a administrar lo obtenido en su poco vistoso recorrido por el fútbol, un Polenta o un Guillermo Rodríguez podrían encontrar en la carrera de Medicina el saber necesario para saber con exactitud donde pegar, para lograr aún mejores resultados, un Estoyanoff podría a través de una licenciatura en Música enfocarse en la parte académica de su nueva carrera musical, y otros como Líber Quiñones seguramente capitalizarían lo aprendido en la licenciatura en Nutrición en beneficio de sus siluetas para un mayor aprovechamiento de sus energías. ¿Se imagina a Abreu apoyando su arrollador carisma natural con una carrera de Relaciones Públicas? Por esto decimos que los libros siempre ayudan.
Agustin Viana, El Aguante, el rincón de las arañas, futbolistas, libros, Profesor Hermes J. Sanabria