El rincón de las arañas
Para los que seguimos con pasión las alternativas de los espectáculos futbolísticos, el deporte rey es una forma de arte muchas veces menospreciada por aquellos que se colocan en un pedestal y lo consideran algo indigno. ¿Qué sabrán ellos de la belleza que encierran las creaciones de los virtuosos del balón?
Es que en el fútbol aparecen implícitas varias ramas del arte, como en aquel recordado cuento de Fontanarrosa. Y, para este cronista, no hay música más grata para los oidos de los hinchas que el grito de un gol. Generalmente, el intérprete encargado de ejecutar la partitura que lleva al grito colectivo es el nueve, ese artista del gol capaz de las más variadas performances en gloriosas jornadas. Si el diez es designado siempre como el director de orquesta, el nueve es el elegido para poner la música. ¿Su instrumento? Cada parte de su cuerpo que le permita enviar el útil al fondo de las piolas.Y sabrá hacer música con cualquier instrumento, como Carlos Bueno, ese eterno músico del gol que vuelve a nuestras canchas.
Como alguna vez demostró al piano, el artiguense vuelve a nuestras canchas para confirmar su vigencia goleadora y hacer cantar a todo Belvedere. El descubrimiento de este documento fotográfico nos lleva a imaginarnos innumerables concentraciones animadas por sensibles interpretaciones, que habrán hasta arrancado alguna lágrima de los ojos de los más recios caudillos.
La habilidad de este orfebre del gol tiene manos de pianista, y pies de verdugo implacable. De la misma forma que acaricia las teclas de un afinado piano de cola, patea con fuerza el balón o choca violentamente contra cualquier back. Es que el fútbol tiene música, y este Liverpool no tendrá a Lennon y a McCartney, pero tiene una delantera conformada por Bueno y un muchacho apodado “Discoteca”. Una dupla capaz de poner a bailar a cualquier defensa con su música, y de hacer cantar varios goles a los hinchas negriazules. Solo resta que Saralegui afine la orquesta, y que cada uñazo de Bizera con destino al área rival venga seguido del grito “Música, maestro”. Los músicos harán el resto.
Carlos Bueno, El Aguante, El rincón del arañas, Profesor Hermes J. Sanabria