El rincón de las arañas
Por estas horas, se dio a conocer a la opinión pública una determinación de la justicia, en la que se incluye a 9 jugadores en una “lista negra” de personas violentas que no podrán ingresar como espectadores a una cancha de fútbol. Primero que nada, este cronista quiere dejar bien claro que aplaude de pie el combate a los violentos en las tribunas. Nada quisiéramos más que poder recibir nuevamente a las familias en los espectáculos deportivos, para que los padres no priven a sus hijos de ver en acción a las grandes figuras de nuestro balompié.
Pero ahora, no confundamos los tantos. La peligrosidad de estos individuos, poco tiene que ver con la de aquellos que lanzan garrafas de 13 k desde lo alto de la Tribuna Ámsterdam, con los que entran armados o van a robar a los estadios. Todos estos jugadores son peligrosos por varios motivos, incluso para propios y extraños, pero siempre dentro de la cancha.
Por ejemplo, nadie podría desconocer la doble amenaza que representa un Fabián Larry Estoyanoff desbordando incansablemente por la punta, o taladrando los oídos de aquellos que lo escuchan cantar. ¿Acaso alguien se atrevería a negar que Ignacio María González es tan peligroso metiendo pases filtrados como cuando se lesiona y priva al club que lo contrata de disfrutar de su talento? Así podríamos seguir con el resto de los futbolistas, ya que por esto es que los juzgamos, por lo que hacen dentro de una cancha.
Ahora, creemos que el peligro que representa, por ejemplo, un Arismendi, viene por el lado de su firmeza en la marca y su presencia física (para sus rivales), alguna potencial distracción (para su equipo), o la tendencia a caer en offside con alguna declaración “off the record” (para sus hinchas). Pero nunca, bajo ningún concepto, se nos ocurriría meter a un muchacho noble como él o como Carlos “Discoteca” Núñez (cuyo mayor peligro está justamente, en las pistas de baile), en la misma bolsa que delincuentes comunes y silvestres. No señor, porque los deportistas nunca serán tan peligrosos como para no poder ingresar a un espectáculo deportivo como espectadores. Estamos muy mal, si entendemos que estos jóvenes que un día dieron un mal ejemplo, son igual de peligrosos que un lanzador de butacas, un asaltante de puesto de frankfurters, u otro tipo de energúmenos que nada tienen que ver con la esencia de este deporte.
Porque, podrán el “Morro” García, Burián, Sandoval, Bava o Darwin Torres ser peligrosos por algún motivo deportivo, pero nunca se puede incurrir en una medida que cualquiera que se haya puesto un short y unas medias de fútbol, aunque sea para la foto, consideraría un despropósito. Quienes redactaron esta ley, demostraron tener menos cintura que un pollo, y mucha menos que la que muestran algunos de los futbolistas marginados en el devenir de su actividad profesional. Y sin dar nombres, eso ya es bastante.
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