El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
Argentina y Uruguay, las dos patrias futbolísticas de este cronista, vivieron de primera mano la utilización de la tecnología para revisar jugadas en el Mundial Sub 20. La utilización de esta especie de máquina del tiempo, afectó a nuestros hermanos en forma de expulsión a uno de sus jugadores por agresión; y nos benefició a nosotros a través de un penal cobrado con retroactividad. Ojalá que este Mundial pase a la historia por la calidad de los jugadores que participan, o por el éxito de nuestro seleccionado, pero que no sea recordado como “el Mundial del VAR”.
La verdad es que, si De la Cruz hubiera convertido ese penal tan deshumanizado, hubiera sido una injusticia. Menos mal que ganamos gracias a un golazo originado por un cobro hecho por una persona en base a su apreciación del momento. Por eso sostenemos que hay que tener cuidado con el abuso de la tecnología, porque no creemos que demorar cuatro o cinco minutos discutiendo sobre un cobro sea bueno para el deporte. Una cosa es poner un sensor en la goal line en caso de duda acerca de si la pelota entró o no, pero esto ya es atentar contra la esencia del juego. Y es aquí donde sería conveniente detenernos: esto desnaturaliza al fútbol, y estamos yendo peligrosamente hacia un mundo excesivamente tecnológico. No hay que olvidarse, por ejemplo, de que hoy por hoy se televisa a gente jugando videojuegos y además hay gente que lo mira.
Con la implementación de este supuesto adelanto; se termina la picardía, se enfrían los partidos, y sobre todo se termina la polémica en el bar con unas aceitunas, alguna grappita, tal vez un whisky nacional; y debate sobre si el penal fue o no fue, sobre si el delantero estaba en orsai, o sobre si tal jugador fingió la agresión. ¿Sobre qué vamos a discutir ahora? El error humano fue, es y será parte de la vida misma; no transformemos al deporte en un suceso sin lugar para las emociones.
Si seguimos así, la espontaneidad se irá perdiendo en todos los órdenes de la vida. Pensemos en que un día, va a darse que vamos a gritar con alma y vida un gol como el de Amaral, y desde la comodidad de la sala de video se nos va a comunicar que hay que repetir la ejecución porque uno de los que manejan el VAR había ido al baño. Señores de la FIFA, dejemos que el fútbol siga siendo fútbol.
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