El rincón de las arañas
Finalmente, no viene Ronaldinho al fútbol uruguayo. Como tampoco vino Maradona, en su momento como jugador y luego como técnico. Las ilusiones de muchos quedan por el camino cada vez que una gran estrella mundial, aún lejos de su mejor momento, declina agregar Uruguay a su hoja de vida. Es aquí cuando debemos detenernos a pensar en qué estamos fallando como destino atrayente para las grandes figuras.
Así como muchos se restregaban las manos ante la posibilidad de la llegada del crack norteño y su sonrisa enterna, algunos por la parte deportiva, otros por sacar algún rédito económico, otros simplemente por quedarse cerca a ver si les caía algo de rebote; son unos cuantos más los que hoy lamentan que la 10 de Nacional siga siendo vestida por Martín Ligüera en el campeonato que se avecina. Y claramente no es porque el floridense no calce los puntos, ya que por algo fue la figura del campeonato pasado. Pero no todos los días llega una luminaria que nos puede poner un poco más localizables en el mapa, de hecho no llegan nunca.
Sabemos que los destinos preferidos por los cracks que buscan terminar su carrera alejados de la presión de la alta competencia, suelen tener gran parte de su atractivo en el grosor de la billetera de sus conductores. En esto es igual que en otras cuestiones, muchas veces el ingenio y otras bondades quedan por el camino ante la aparición de ese poderoso caballero apodado Don Dinero. Por eso es que hay que buscar otros atractivos para seducir a personajes que pueden darle el necesario salto de calidad a nuestro torneo.Ojo, tal vez no disponemos ni dispondremos de esos atractivos, y somos como aquel pariente poco agraciado condenado a la eterna soltería.
Estamos de acuerdo en que a un Ronaldinho acostumbrado a los carnavales brasileños, no podremos seducirlo nunca con el desfile de escolas do samba locales. ¿Usted se piensa que a este cristiano le van a mover un pelo las mulatas de fuego del Bafo da Onça, cuando viene de jugar en las mejores ligas del mundo? Sería como pretender ganarle un pique a Usain Bolt, o querer engañar a papá mono con banana de plástico. Por eso creemos que se ha equivocado la estrategia para atraer a Ronaldinho para vestir la casaca tricolor. ¿Desafíos deportivos? Estamos hablando de una persona que sabe lo que es ser campeón del mundo, y por ejemplo en estos momentos a nosotros no nos queda ninguno. Sin despreciar a Hugo Silveira o a Kevin Ramírez, “Dinho” ha sabido tirar paredes con el gordo Ronaldo o con un joven Messi. ¿Dinero? Ya lo tuvo, lo gastó, lo volvió a tener y lo volvió a gastar.
Si ganan más jugando el Partido por la Paz, o “La Noche Amarilla” del Barcelona de Guayaquil, hay que apuntar a sorprender o de otra manera estamos fritos. Si para la próxima oportunidad queremos que la cosa no quede en un hashtag, hay que apelar a algo diferente al “Dinho, si venís a Nacional dice Ligüera que te deja usar la 10”.
Diego Maradona, el rincón de las arañas, Profesor Hermes J. Sanabria, Ronaldinho