El rincón de las arañas
El recordado relator Carlos Solé creó una vez un sistema revolucionario como accesorio a sus famosas transmisiones radiales. Para que el oyente pudiera seguir el partido por la radio, y a la vez ubicar dónde se estaba jugando, dividió la cancha en cuadrantes. Paralelamente, se repartían entre la ciudadanía unos cartoncitos con esa innovación. Seguramente, los más veteranos lo recordarán. Por ejemplo, Solé decía que la pelota se encontraba a la altura del cuadro 14, y ahí la gente ya tenía una idea clara sin estar viendo el partido.
Aquel invento, ya cosa de un pasado cada vez más remoto, ayudaba de alguna forma a interpretar el juego a distancia. Era un instrumento que el ciudadano de a pie tenía a su alcance, en caso de no poder acceder a los espectáculos. Y es en momentos como este, cuando uno se plantea con un dejo de nostalgia que las cosas han cambiado mucho. Tal vez en muchos aspectos, para mal.
Por ejemplo, en ningún lado se vendría distribuyendo un manual para entender las políticas de seguridad en el fútbol, ni una cuadrícula con los diferentes operativos de seguridad a desarrollarse en los partidos de alto riesgo. Nadie dispone de esa información, y si alguien la tuviera, seguro la está escondiendo y alejándola del pueblo. Se habilita la Olímpica, no se habilita la Olímpica, Policía en las tribunas sí, Policía en las tribunas no, pulmón más grande que la tribuna, cámaras sí, cámaras no…
Anoche tembló la tierra en nuestro país. Acaso como una señal del sacudón que debería venir y no viene, para despertarnos de este letargo en el que nadie hace nada. Mientras la gente habla del sismo -algo normal, ya que es tan frecuente en nuestro país como un volante que marque y a la vez juegue bien, o como un operativo de seguridad entendible- tendremos el clásico con menor concurrencia de los últimos tiempos. Para más datos, hemos incluso llegado a escuchar la propuesta descabellada de jugarlo en Miami. Realmente, este cronista cree que hoy por hoy lo menos importante es lo que va a pasar dentro del campo de juego. A la prueba está, en la previa nadie está hablando de Ligüera, ni de Junior Arias, ni de la presión sobre los hombros de Leodán en su primer clásico.
¿Quiere saber por qué? Simple, parece que en vez del 4-4-2, o del 4-2-3-1, la táctica estrella por estos días es la de la Policía. Y para peor, como hacen aquellos entrenadores que esconden las cartas y no dan el equipo hasta media hora antes del partido, no sueltan prenda de cómo van a proceder. Ya que esto es algo bastante más importante que si los efectivos van a estar dentro o fuera de las tribunas, lo menos que podrían hacer es facilitarle esos datos al organizador del espectáculo, ya no al espectador, para que este sepa si abre o no la tribuna en cuestión. Aquel público escucha de Solé, tenía las cuadrículas que lo ayudaban a entender un poco más la cosa, en cambio toda esta situación nos vuelve rehenes del ocultamiento de información. Esto es mucho más grave que comerse un pancho vencido en alguna cancha, por eso exigimos una explicación.
clásico, el rincón de las arañas, Nacional, Peñarol, Profesor Hermes J. Sanabria