El rincón de las arañas
Al momento de hablar sobre la consagración de Brasil como Campeón Olímpico, lo primero que tenemos que rescatar como uruguayos es que el Maracaná se salvó en la hora de una probable demolición. No importan esas pequeñeces de andar mirando si ahora tienen un título que nosotros ya supimos conquistar en dos oportunidades, importa que el escenario de nuestra mayor gesta deportiva sigue en pie. Porque hace falta algo más que un combinado teutón compuesto de ignotos ciudadanos sub 23 para alcanzar el éxito en tierras cariocas, les falta mucho choclo en las playas de Copacabana y mucha caipirinha a estos rubiecitos para emular a los campeones del 50.
Ese tiro libre al rincón de las arañas y ese penal definitorio, todo por obra y gracia del garoto Neymar, vinieron sobre todo a librarnos de las posibles historias de los alemanes congraciándose con los vencidos y tomando cerveza en los bares de Río a lo Obdulio Varela. No habría sido justo, ni con ellos ni con nosotros. Porque por sobre todas las cosas está el cariño por el lugar donde Uruguay hizo más grande su leyenda, y no habríamos podido soportar verlo sucumbir ante las imponentes máquinas de demolición, entre los gritos de un enfurecido prefeito, diciendo “eu nao quero mais este estadio maldito, vamos demoler”. Eso habría arrancado alguna lágrima de los ojos de este cronista, y sin dudas de los de muchos compatriotas.
Imagínese si perdían esta final, y se les ocurría demoler (con razón) el gigantesco escenario. ¿Cómo íbamos a mostrar al mundo nuestra grandeza si no pudiéramos señalar el lugar donde se hizo inmortal? ¿Dónde iban a hacer su gracia todos los compatriotas que hacen el tour de Maracaná si en su lugar ponían un shopping o un parque acuático? No lo merecía la historia de Brasil, ni mucho menos nuestra mayor hazaña deportiva. ¡Maracaná es casi oriental, señores alemanes!
Una vida entera con fama de estadio engualichado, y ahora empieza una nueva era gracias al accionar de Neymar y compañía. En el último suspiro, casi a la uruguaya, el mítico field salvó su pellejo. Que tome nota el Campeón del Siglo, que ya viene agarrando fama de yeta…
Brasil, el rincón de las arañas, Maracaná, Profesor Hermes J. Sanabria