El rincón de las arañas
Prof. Hermes J. Sanabria
La vorágine en el fútbol actual es tal, que no termina un campeonato y ya se empieza a hablar de altas y bajas. Sobre todo, pasa con los equipos grandes, por una relación directa entre hinchas y potenciales televidentes/escuchas/clicks/compradores de diarios. El hecho es que, por ejemplo, ya se están barajando unos cuantos nombres para el próximo Peñarol. Porque si hay algo que tiene el club de las 11 estrellas, es que renueva su plantel en cada período de pases casi tanto como renace en cada primavera.
“Pocos, pero desequilibrantes”, “Uno por línea, pero de selección”, serán promesas que usted va a ver y escuchar en los próximos días y por un buen tiempo. También escuchará las necesidades puntuales de Peñarol, una de las cuales parece ser la presencia de un atacante de esos que “rompen todo”. Y es aquí donde nos queremos detener. Porque pareciera que una vez más, los presididos por Damiani van a cometer el mismo error de siempre (y una equivocación que casi todo el mundo comete en varios órdenes de la vida): mirar para afuera cuando tienen la solución en casa. Fíjese en la cantidad de goles que convirtieron los delanteros cedidos a préstamo por Peñarol a otros equipos. Para colmo, otra vez el eterno cedido Cristian Palacios se despacha con un exabrupto goleador en otro club. Compare ahora con los goles anotados por aquellos que llegaron al Carbonero precedidos de gran fama anotadora. Es casi unánime que Peñarol necesita un 9.
Mientras se vence el contrato de Affonso, se piensa en cómo hacer olvidar a la hinchada de la foto de Arias con la camiseta del tradicional adversario, y se busca la receta para equilibrar la psiquis de Gastón Rodríguez, ya se habla de nombres. Se genera expectativa por el retorno de los goles de Palacios o Facundo Rodríguez, y seguramente llegarán a la agenda mediática “un centrodelantero extranjero que en este medio desequilibra”, y el siempre presente “tapado de Damiani”.
Pero en un club en el que hasta el paraguayo Ávalos o “Tolegol” Toledo tuvieron su chance, el hombre indicado puede estar a una oportunidad de hacerse con el puesto. Y puede llegar a sorprender, incluso más que Ramos siendo autocrítico o Damiani diciendo la verdad sobre si se presenta o no a las elecciones. Hablamos de un 9 con potencial, que viene demostrando condiciones y solo necesita continuidad. Ya le anularon un gol incluso, en la Copa Libertadores pasada, y se lo ha visto con mucha presencia cerca del arco contrario en los últimos partidos. ¡Si hasta un taco en el área tiró en la última fecha!
Si Ramos puso a Nández de 8 y le encontró el puesto, tiene crédito para este cambio de posición. Tal vez sea solo animarse. ¿Y si realmente Guruceaga es 9? ¿Nadie se dio cuenta de que se siente más suelto en el área contraria que en la suya? ¿Por qué no probarlo? A lo mejor, el centrodelantero que precisa Peñarol está atrapado en el área equivocada.
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