hecho en casa
Martín Castellini es un hincha ferviente de Peñarol. “Un peñarolense de pura cepa, un hombre del manya”, como se describe en su relato. Pero a pesar de su pasión, decidió correr la maratón 6,118 kms. que organizó Nacional para celebrar su cumpleaños. El aurinegro se puso la tricolor para seguir con su entrenamiento como corredor y también para darle un ejemplo a su hijo, que cuestionó su decisión cuando se la planteó.
Según recoge el Portal 180.com.uy, el hincha realizó un relato en un taller de periodismo de Leonardo Haberkorn en el que cuenta que decidió participar de esta carrera. Castellini contó que desde hace un tiempo comenzó a correr y entrenarse en la Aguada y a participar en distintos eventos que se organizan en Montevideo. Así fue que evaluó participar de la carrera que organiza Nacional y se lo planteó a su familia.
“Le comento a Patricia, mi señora, que voy a correr los 6K de Nacional y a ella, como hincha del bolso, le pareció fantástico. Después hablé con Mateo, mi hijo de 6 años, y me dijo “¿De Nacional? Pero si somos de Peñarol”. Le dije, Mateo la voy a correr, la camiseta se la voy a regalar a mamá y la medalla del final de carrera es para vos. Y el botija, que es un amante de todo objeto deportivo, llámese camiseta, short, medias y ahora una medalla, no dudó en aceptar”.
El corredor, al explicarle a sus amigos su decisión, recibió algunas críticas y muchos cuestionaron su accionar. “Yo decía que finalmente el deporte está por encima de los colores y todo eso, muy filosófico, no convencí a nadie“, explica que argumentaba. Tras una experiencia particular retirando el kit de carrera en la sede de Nacional, llegó el día de la carrera y Castellini tuvo sentimientos encontrados.
“Para un amateur llegar es ganar. Pasé la meta y a unos 20 metros de la línea final estaban Patricia y Mateo. Busqué su mirada, Patricia sonrió, Mateo levantó el brazo y su pulgar al cielo y lo mismo yo brazo levantado y pulgar al cielo”, contó sobre su llegada y reiteró el espíritu por el cual lo realizó: “Mi prédica de que el deporte está por encima de colores es muy dulce para los oídos, pero no me la llevó nadie. Mateo y yo seguimos siendo de Peñarol, no nos movimos ni un mílimetro. Los tricolores son siempre amigos, ojalá mi hijo lo haya comprendido”.
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