El rincón de las arañas
No vamos a ser nosotros los descubridores de una verdad tan sabida como absoluta: a los uruguayos nos cuestan las situaciones desconocidas. Somos amantes del terreno seguro, tal vez por ser “bichos de costumbre” que se paralizan ante los cambios. Es algo que nos pasa en todos los órdenes de la vida, y el fútbol vendría siendo un orden más de esa vida, tal vez uno de los más importantes para el que se está tomando el trabajo de leer esta reflexión.
Vayamos al grano: pasadas ocho fechas de las Eliminatorias, nos encontramos primeros y ganamos todos los partidos de local. ¿Usted se puso a pensar en eso? ¿Cómo hacemos para creer que esto realmente está aconteciendo? Para peor, leemos informes estadísticos que hablan de la segura presencia como clasificado directo de aquel equipo que llega en dicha posición a esta altura de los acontecimientos. Esto ha sido así en todos los mundiales que se han disputado con este sistema de clasificación. Caos e incerteza absoluta nos invade en la calle, en el ómnibus, en el trabajo y el boliche. “Che, ¿será que esta vez clasificamos directo y tranquilos?”, “Yo que sé… viste que esto es muy largo, ahora nos vamos a desinflar y hay que prepararse para sufrir”, “No hay que vender la piel de oso antes de cazarlo, seguro ahora que venimos bien, revivimos algún muerto”. Póngase la mano en el corazón y diga que no escuchó o pronunció alguna de estas frases en los últimos días.
Ahora bien, algo raro está sucediendo. Este es un pueblo acostumbrado al sufrimiento, a la división interna, a la calculadora, a la angustia y por qué no, al repechaje. Esta inusitada situación de holgura es como aquello de que “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”. Es algo similar a lo que ocurre con los protagonistas de las películas, algo raro debe haber atrás. ¿Qué hacemos ahora con el sempiterno argumento de que “Uruguay no es negocio para la FIFA”, por eso (rellenar con la manía persecutoria preferida)”?
Páginas y páginas, horas y horas de radio y televisión con sesudos debates acerca de la escasa capacidad del elemento oriental para aclimatarse, por ejemplo, a la altura de La Paz, teorías conspirativas que sugieran que se llevó a cabo un experimento clandestino para que subiera la temperatura en Barranquilla, o que jugar de locales nos afecta por la presión de nuestro público. Salvo el segundo argumento, los otros han ido quedando por el camino. ¿De qué hablarán nuestros colegas?
Nunca fuimos un pueblo acostumbrado a la seguridad en sí mismo, y mucho menos a la sonrisa cómplice del destino. Eso se palpa en el día a día, ya desde la salida del estadio después del partido contra Paraguay. Usted seguramente piensa que esto va demasiado tranquilo, y que algo malo viene atrás, como cuando los hijos se portan sospechosamente bien, o de repente la patrona le cocina todo lo que a usted le gusta. Mejor miremos para otro lado, el tiempo dirá.
el rincón de las arañas, Eliminatorias, Mundial rusia 2018, Profesor Hermes J. Sanabria, uruguay