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Héctor Rivadavia Gómez tuvo una vez un sueño similar al de José Gervasio Artigas, con la diferencia que él lo pudo cumplir. Aquel gobierno federal pregonado por el prócer de la Patria, uniendo a todas las provincias del Cono Sur, no fue posible en el Siglo XIX, pero sí lo consiguió don Héctor en el XX, aunque más no sea en el fútbol.
La Confederación Sudamericana de Fútbol consiguió unir a América detrás de la pelota y los países comenzaron a medirse en lo que era entonces el Campeonato Sudamericano. En este 2016 se cumplen 100 años de aquella primera aventura y el poder del dinero hace que se celebre el centenario de aquel primer certamen al Norte, en Estados Unidos.
Se pondrá en juego la Copa América Centenario, una versión especial que tiene hasta un trofeo diferente. El tradicional, que consiguió Chile en 2015, no estará en disputa en esta ocasión, sino que el ganador se llevará en propiedad la copa dorada que se confeccionó exclusivamente para este certamen.
La cuestión es: ¿contará este título? ¿Habrá tenido razón el maestro Tabárez cuando dijo que no sabía si debía llamar Copa América a esta edición? Por más que el vencedor será Rey de América por los próximos tres años (destronando a Chile), esto de que la “chapa del campeón” no esté en el trofeo histórico puede prestarse para discusiones futuras.
Por ejemplo: Si la Copa la gana Uruguay, ¿los argentinos reconocerán que La Celeste tiene 16? Más aún, si Argentina es campeón, ¿reconoceremos que tiene 15 títulos igual que nosotros? Y ni que hablar si las generaciones futuras se plantean el tema de las cantidades de títulos.
La Copa América Centenario ya tiene una polémica planteada en el horizonte.
Copa América Centenario, Estados Unidos, polémica
